Hace unos meses fui a ver un concierto del gran Maceo Parker, una leyenda del soul-jazz y el funk.
Dejando a un lado la parte musical, Maceo me sorprendió en el concierto por su alma de buen líder. Siempre era parte del grupo, se acercaba a unos y a otros para tocar parte de las canciones y disfrutar con ellos de ese momento, etc.
Además de esto, lo que más me sorprendió es que cedió el protagonismo de un solo a cada miembro de su banda. ¿Qué reflexión sacamos de esto?
Un buen líder es el que empuja a sus colaboradores a sacar lo mejor de sí mismos y a mostrarlo. Les deja brillar en eso que son buenos, es más, les ayuda a que lo hagan.
El líder está para que el equipo funcione y las cosas salgan bien, pero son los colaboradores los que deben tener el verdadero protagonismo y también llevarse los halagos y felicitaciones. Ese es un buen líder, el que tiene el don de hacer brillar al resto de personas de su equipo, saber apartarse para que ellos hagan de manera autónoma y reciban sus felicitaciones. Y por su puesto, es el maestro de ceremonias, debe coordinar que el trabajo de todos ellos en conjunto “suene a música celestial”.
La actitud ejemplar del líder hizo a todo el equipo disfrutar el momento, hacer un buen trabajo y conseguir los objetivos fijados
El comportamiento de Maceo Parker fue ejemplar y el resultado fue un concierto increíble con solos sorprendentes para el público. Coordinó todo el concierto, dejó su momento de gloria a cada miembro de la banda en lo que cada uno de ellos sabían hacer y consiguió levantar al público, hacerlo bailar y que saliéramos del concierto con un subidón de adrenalina y habiendo disfrutado del concierto.
En las organizaciones diríamos que el equipo ha conseguido el objetivo fijado. Y esto es gracias en gran parte a la actitud de un buen líder.
Y en tu empresa, ¿cómo es el liderazgo?
Para finalizar, para los amantes de la música, os dejo el solo que hace Bruno Speight, el guitarrista de Maceo Parker, en sus conciertos.